Una conocida nos avisó de haber encontrado tirada en la carretera una broiler que se había caído de un camión que la llevaba al matadero.

Se había desgarrado todo su costado izquierdo, quedando expuestos sus músculos.

Gracias a un chico que viajaba de Zaragoza a Murcia pudimos darle la ayuda que necesitaba con urgencia, porque la herida la tenía peor de lo que nos imaginábamos.

Durante semanas la llevábamos al veterinario cada 2 días para que le hiciesen las curas, hasta que comenzó a regenerar la piel, y ya nos encargábamos nosotras desde el santuario.

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Ha sido un verdadero reto cuidar de esta polluela terremoto, y vigilar que no se picara la venda, que no se la tragara, que no se picara la herida, que se estuviese quieta mientras la curábamos, que no nos cagase encima cuando la movíamos...

Pero a pesar de todo eso, es un ser encantador, curioso, que no sabía lo que era darse un bañito de tierra, comer fruta o verdura, relacionarse con otras especies...

¡Y ahora puede hacer todo eso y más!