Las fechas navideñas se acercaban, y con ellas sus próximas víctimas. De todas ellas, Lucky se salvó, escapando de las jaulas de transporte que le conducían hacia una muerte segura.

Escuchamos un bebé llorar en la calle, y al asomarnos debajo de un coche le encontramos muerto de miedo. Estaba muy sucio, olía a heces, con conjuntivitis y signos de hipotermia, pues en Albacete esa mañana hacía mucho frío y llovía.

Es un patete al que le encanta el agua, pero también corretear por el santuario, picotear todo, y salir corriendo cuando hay que llevarlo a su casita a dormir.

Como fue el primer pato en llegar, y durante mucho tiempo sólo estaba él, nos acostumbramos a llamarle Patete en vez de Lucky, y al final se ha quedado con ese nombre.

Tuvo un vínculo muy fuerte con Eder, una broiler, y se pasaban el día juntos. Dormían acurrucados, si una se movía la otra también, mientras Patete se bañaba Eder le miraba desde la orilla de la charca…

Fue la relación interespecie más bonita que hemos vivido hasta ahora en el santuario.

Desgraciadamente Eder falleció, y Patete se quedó muy triste, hasta que al tiempo llegaron Borja y Salva. Y aunque no es la misma relación, convive con nuevas amistades.