Parece que las aves con el pico torcido saben que deben cruzarse en nuestro camino, o que ya tal es nuestra minuciosidad observando, que es imposible no verles.

Ella es Pimienta, rescatada de morir de hambre, por problema en el piquito.

Al llegar al santuario y explorarle, notamos que no había nada en su buche y estaba en los huesos, a pesar de la frase que nos dijeron de "si ha aguantado es porque se apaña comiendo".

Sí, tenía el pico y la lengua manchada del polvo de maíz que disponía como alimento, pero su estado no miente, ni el sonido de su estómago al sondarle papilla tampoco.

También perdió un ojo, según nos dijeron, porque en el transporte, sus compañeras le atacaron.

Este comportamiento es muy normal cuando viven en continuo estrés, por el hacinamiento, y se llama canibalismo.

Conseguimos que repusiera fuerzas  y comprobamos que todo lo demás era correcto, y poco a poco se va adaptando a su nueva vida, visualizándola con su súper ojo.