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Élan y Walter
Llegaron junto a Barry y Ronnie de la misma granja de un particular que se dedicaba a comprar bebés, criarlos y luego venderlos para matarlos.
Estaban muy débiles, indefensos, con diarrea, hipotermia… Durante la primera semana dormimos muy poco, vigilándoles casi las 24h del día, cambiando pañales, bañándoles por la diarrea, probando todas las tetinas del mundo a ver cuál les gustaba más...
Élan era el más oscurito, el más flojito, que a duras penas conseguíamos que comiera. Una noche nos sorprendía comiendo solito biberón, pues estos días teníamos que darle con jeringuilla.
Pero lo bonito y la felicidad nos duró poco, y a la mañana siguiente le encontramos sin fuerzas para levantarse, al igual que Walter, y salimos corriendo al veterinario
Supuestamente les iban a poner fluidoterapia y un tratamiento para E. Coli, cuando ni siquiera les habían hecho pruebas para saber qué tenían exactamente, el pronóstico era feo, pero parecía que recuperaban fuerzas y comían.
Decidimos llevarlos al Hospital veterinario de Madrid, y al comunicárselo al veterinario cambió el trato totalmente con nosotras, pues le dolió el ego y nos echó en cara que estábamos poniendo en duda su trabajo. No pudimos recogerlos hasta las 17:00h porque se fueron a un congreso, por lo que mientras nadie los está controlando.
A las 17:00 nos entregaron a Élan y Walter en el transportín, sin cruzar palabra, y con una hoja con el tratamiento recibido. Dos minutos después (lo que tardamos en llegar al coche) descubrimos a Walter muerto, y Élan muriéndose.
Nuestros pequeños se habían ido, nadie nos había dicho nada, y según el veterinario antes de entregarlos los revisó y lloraban, y "si han tenido una muerte súbita no era culpa suya".
Lo extraño fue que Walter estaba rígido, y claramente llevaba tiempo así.
No pudimos hacer nada para ayudarles, no encontramos a ningún veterinario que supiera curar animales considerados de granja, sólo saben explotarlos y matarlos, y Élan y Walter pagaron las consecuencias de ello, y de esas pesonas que se lucran y viven del sufrimiento de animales inocentes
Desde entonces brillan dos estrellitas preciosas en el cielo, pero en el santuario es muy grande su ausencia, y rotos los sueños y esperanzas que les prometimos.
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